viernes, 27 de abril de 2018

RICKY RUBIO, LA CAPACIDAD DE SABER REINVENTARSE



  Ricky Rubio es un ejemplo de superación, una clara muestra de que rendirse no está en su vocabulario. Se ha reinventado eligiendo otra forma de hacer las cosas y eso solo lo pueden hacer los elegidos. Quien no lo entienda es que tiene un claro problema cognitivo.

Ricky debutó joven, 14 o 15 años, en la penya, el Joventut de Badalona, de la mano de Aito García Reneses. Lo recuerdo como si fuera ahora porque en España no suelen darse casos de deportistas que debuten a una edad tan temprana al más alto nivel. Tenemos la estúpida manía de retrasar los debuts y de adelantar las despedidas. Parece que con 30 un deportista es viejo, y es todo lo contrario, está en su plenitud. Pero aquí somos así de cainistas y de cortos de miras, a veces hasta tendemos al borreguismo como estilo de vida. Ese mismo que decía que este chico era un bluff.

Y es que hay que ser muy limitado para no darse cuenta de que tiene algo especial. Que después de estar en el Joventut y en el Barcelona dio el salto a la NBA de la mano de Minnesota en una posición muy alta del draft, y que los scoutings americanos no suelen ser tontos, pocas veces se equivocan.

Siempre se le ha acusado de tirar mal, cosa que en parte es cierta si atendemos a sus porcentajes. En cambio se valoraba la imaginación en el pase y la habilidad en el robo.

Ricky llegó a EEUU como llegan todos los europeos, con cara de niño bueno, flaco y con pinta de pardillo a la espera de ver cómo será la aventura. Luego todos cambian, se dejan barba, pelo largo, y buscan tener más cara de malotes para intimidar al contrario y no parecer monaguillos un domingo por la mañana. El boy scout prioriza el físico y se mentaliza de que más de 80 partidos de temporada regular no se llevan bien si te tocas los huevos. Luego les asesoran sobre cosas de su vida privada, les aconsejan que hagan trabajos para la comunidad y les quieren alejar de los vicios y las conductas antideportivas.

Si todo jugador de baloncesto que llega a Estados Unidos tiene que tener un cambio físico - siendo muy costoso - , lo de Ricky Rubio ha sido superlativo en cuanto a complicaciones. Ha tenido dos graves lesiones que le han dejado en el dique seco más de dos años. Cualquier otro por algo parecido habría bajado los brazos y habría arrojado la toalla, Ricky no. Este tipo cambió de equipo yéndose a los Jazz de Utah. Se dejó el pelo largo con coleta, barba de desaliñado y empezó a demostrar que el tiempo sin jugar no era tiempo perdido, ya que había ensayado tiro con uno de los mejores coach de este apartado del mundo, y empieza a meterlas. De todos los lados, de todos los colores. Y no un día, casi siempre.
Y da menos asistencias, pero pilla más rebotes. No es que sea más egoísta pero sí que es más protagonista. Ahora se tira lo que debe tirarse, quizá todavía menos, y encima roza el triple doble en casi todos los encuentros. Menos espectacular pero más efectivo. Sale a cuenta.
Deja de ser un secundario prometedor a ser uno de los bases más determinantes de la liga. Llega a un equipo sin estrellas y pilla el timón con un novato (y un pivot francés dominante) y se colocan en playoffs, pegando duro a los poderosos Thunder. Está por ver que pasará.

Ricky, un tipo que podía haber sido una cosa y es - y será -  otra, mucho mejor.
Un ejemplo para cuando queramos rendirnos.
Un verdadero crack.




lunes, 23 de abril de 2018

SIRADIO, LA SONRISA QUE VINO DE ÁFRICA



   El tío tiene percha. Anda cerca del 1,90 y está bien formado. Tiene cara de buena gente, de nobleza, del que enfoca la vida con optimismo y prefiere sonreír a las desgracias.
Suele estar de buen humor. Soporta mis bromas, eso tiene mérito porque a veces soy cansino y pesado. Pero aguanta y contraataca. En ningún momento me ha dicho que se haya molestado por nada, es más se descojona. Algunas de las coñas dichas en Twitter me habrían proporcionado mil hostias de los ofendiditos de serie.

Siradio es de Senegal. Es mi compañero de piso junto a una asturiana cojonuda. Vino en patera. Él, no ella.

Tuvo los santos arrestos de dejar a su familia allí y jugarse la vida para buscar un futuro mejor.
Eran 150 personas en la embarcación, estuvieron de viaje hacia el primer mundo unos quince días.
En ese barco se encontraban toda clase de géneros, edades, religiones y nacionalidades.
Me contaba que un día fue especialmente intenso. La mar estaba brava y estaba dispuesta a cobrarse alguna víctima con un fuerte oleaje que movía varios metros para arriba la embarcación. El compañero de aventura que estaba delante de Siradio salió despedido, volando, como el que está en un carrusel ferial y le ha fallado la protección. Mi amigo le agarró de la mano cuando estaba a punto de caer al agua, de hecho cayó pero con la mano de este negro generoso entrelazada. Luego vino más ayuda y pudieron rescatar de los brazos de Neptuno al afortunado ser humano.
Se pasó todo el viaje dando las gracias a mi amigo en un idioma que no conocía, pero le decía algo así como que le debía la vida. Así era.
No se da importancia al contarlo, pero pone esa mirada del que ha mirado a la muerte de cerca y sabe como engañarla.

Llegaron a las Islas Canarias, a Santa Cruz de Tenerife. Sin ninguna víctima. De allí les internaron una larga temporada en un CIE.
Mi opinión sobre estos centros es clara, si están hechos para albergar a 500 personas y tienen a 5000 pues está claro que algo falla. Internos y personal funcionario no pueden estar en las mejores condiciones. No tienen pinta de ser sitios muy "humanos".
Siradio no lo criticó, lo considero algo que pasó y ya está. No hay que valorar lo que ya está valorado si tienes un mínimo de sentido común.

De las islas afortunadas se trasladó a la península y vivió en Barcelona y en Logroño, ahora está en Madrid donde ha tenido la suerte de coincidir conmigo, que soy un tipo del que puedes aprender mucho, incluso cosas buenas.

Nos respetamos, nos damos nuestro espacio, pero hablamos. Siradio habla un perfecto español que sería la envidia de cualquiera de los últimos expresidentes españoles. Ya, el listón tampoco está alto, pero la verdad es que su vocabulario es amplio y pilla todos los dobles sentidos y eso es de agradecer porque yo he conocido mucha gente que tenía el castellano como lengua materna y que no pillaba ni una, y no solo eso, se enfadaban.
La ignorancia no tiene fronteras, las ganas de saber menos.

Y aquí me encuentro, viviendo una nueva experiencia vital con un personaje del que se puede sacar mucho jugo, un tipo listo, con valentía, con humor, con ganas y con un gran carisma.
Es como yo pero yo soy más pálido.