domingo, 18 de abril de 2021

VILLA HIPOCONDRIA. EPISODIO 2


 

16.

Pues mirad, creo que una de las funciones básicas que podemos tener en estos tiempos es la de «provocar sonrisas».

Si lo logro, aunque sea de vez en cuando, me hace feliz.


17.


- Política -


Os voy a compartir mi opinión.

Entro a Twitter y veo «tendencias» donde se critica y se alaba al Gobierno. Como si un puto partido de fútbol fuera.

Me envían whatsapp, leo estados en redes sociales, y siempre pienso lo mismo: NO ES EL MOMENTO.

No lo es, ni para poner palos en las ruedas a los que mandan en el Estado, ni en las Comunidades, ni a la Corona, ni a nada que signifique desunión. Tampoco para alabarlos.

¿Es tan jodido de entender?


Yo también creo que se ha reaccionado tarde. También creo que se permitieron reuniones (manifestaciones, partidos, Vistalegres, conciertos...) que deberían haberse anulado.

Creo que puede que se haya prevaricado. Creo que no se han aprovechado las semanas de ventaja con Italia.

También creo que se ha privatizado lo público de manera obscena y ha costado vidas.

Creo que la Corona debe responder de otra manera, lo mismo hasta no existiendo...y limpiar lo hecho.

Creo que hay presidentes de Comunidades Autónomas que van contra el pueblo.

Creo que el Senado debe desaparecer, los aforamientos extinguirse y que para ser político de alto escalafón puede que haya que tener rasgos psicópatas. Creo.


Creo muchas cosas. También que tenemos que meternos las banderas, las ideologías y las creencias por el culo y remar todos juntos.


Ya habrá tiempo de pedir responsabilidades. 

Ya habrá tiempo de hacer ajustes.

Ahora tenemos todo menos tiempo para ello. Dejemos que lo que hay -aunque no nos emocione- haga su trabajo y limitémonos a ser gente de Estado. Seamos LEALES. Seamos altos de miras. Seamos inteligentes. 


Juntos saldremos pronto, separados más tarde.


18.


Hoy voy a confesaros algo relativo a Villa Hipocondria.


Lo primero que hice al llegar a esta casa fue buscar en Google un nombre. La cara de Stallone me era familiar. 

Me dijo que hacía yoga y esas cosas. Puse: «monje Shaolín Bilbao».

No era él. Este tipo es de Carabanchel. Tiene el barrio tatuado en los ojos. Mi monje dudo que matara una mosca pero me tiene de los rezos con incienso -full time- hasta la polla. 


Liebre Asustada no da señales se vida. No habla por móvil, no sé si come, no sé si caga. Nada. Me tiene preocupado. Tiene que pagar el alquiler y paso de poner su parte aunque amoche.


Acabo de usar un perfume de canela que compré y dejé de usar por ser muy potente. El olor a churrasco que me pone Stallone me desata el hambre, y yo con hambre no conozco la fina línea roja que divide el bien del mal.


Pd: Ángel Antonio Herrera salía en Tómbola. Por muy bien que escriba no puede ser nunca una referencia lo que diga para que deje de deleitaros con mi arte, de sobra contrastado. Como mi belleza.


19.


Estaba pensando en cómo sería mi vida si en vez de vivir -ahora- en Villa Hipocondria estuviera compartiendo casa con la princesa Inca.


Bien. De haber estado ella y yo solos, sin nadie en el horizonte, habríamos acabado bebiendo mi vino reservado para momentos especiales.

Tenía más trato con ella que con estos dos, así que a poco habríamos acabado borrachos en el salón. Y eso habría llevado a la inevitable cópula salvaje, condicionada por mi ambientador de canela.


Una vez hubiera pasado este terremoto me habría ido de su casa por los mismos motivos que me fui en su momento.

A los 9 meses de nuestros encuentros -producto del aburrimiento- me dirá que fruto de la incontenible potencia sexual que atesoro ha nacido Darwin Jesús.


Me desmayaría. Luego me recompondría. Me volvería a desmayar.

Ese niño chaparrito se quedaría con mis derechos de los libros y con parte de mi riñón.


Tendría que recurrir a la delincuencia y me haría político. Me pillarían cobrando comisiones y acabaría en el talego rodeado de fornidos muchachotes que querrían dejar caer la pastilla de jabón -al suelo en las duchas- tres veces al día.


Conclusión: no estoy tan mal en mi zulo, incomunicado del mundo y teniendo como compañía a dos tíos que conservan mi pureza intacta. 

Un día menos queda. Un día más.


20. 


Stallone no es el miembro mejor dotado con recursos expresivos en Villa Hipocondria.


Es emocionante ver cómo se expresa con cosas en la mano. Mejor que por escrito no lo haga o se suicidará Pérez Reverte. 


Ahora todos los días golpea con brutalidad una cazuela metálica. Siempre acaba el último. Tiene ritmo. Potencia a pesar de estar presuntamente infectado.

Me parece lógico que proteste. Es coherente con su forma de pensar y actuar (dar masajes hasta el mismo día del Estado de Alarma a gente mayor, por ejemplo). 


Si pierde su trabajo después de esto le veo en Mayumana aporreando un cubo de basura. Sin metáforas.


21.


Contaba Emilio Duró que en los campos de concentración los que menos morían eran los que tenían hijos. 

El motivo era sencillo: porque no podían.


En momentos de baja moral y de desesperación busca tu «excusa» para permanecer vivo. Todos tenemos varias.


22.


Hoy tenemos que lamentar en Villa Hipocondria nuestra primera baja: Liebre Asustada ya no está con nosotros.


Creo.


Puede que esté debajo de su mesa conteniendo el aire pero sopesando que llevo diez días sin escuchar ningún solo ruido procedente de su habitación y viendo que su bandeja del congelador permanece casi intacta puedo afirmar que está en otra ubicación.


Apostaría que está en una casa de la Sierra con algún compatriota. Ingresado no creo. Seguro que salió corriendo con el toque de queda.


Bueno, uno menos para el baño. 

Stallone pasa a la final.


23.


En Villa Hiponcria estamos consternados y confusos.







24.


Hoy en Villa Hipocondria no estamos para bromas.

La situación es tan trágica que he hablado con Stallone. Tres minutos. Casi con monosílabos.

No, no ha sido por lo de Liebre Asustada. Ha sido simple cordialidad y preguntar que cómo lleva lo de su virus. Ya ha pasado, creemos. Esa bala me ha rozado.


Estoy preocupado porque recuerdo una broma que hice a Liebre Asustada cuando tosió hace quince días y le dije que si se infectaba habría que sacrificarle. No sonrió.

Lo mismo ha huido por eso. Pobre. Me caía bien. No recuerdo su nombre pero me generaba empatía.


El café Lavazza rosa me ha decepcionado, por cierto.


25.


Deberían multar o encarcelar a los que cocinan sardinas estando de confinamiento.


26.


Ha llegado la emotividad a Villa Hipocondria.


Stallone ha salido a algo y yo he aprovechado para salir a la terraza interior que tenemos y abajo estaba -en la parcela de su patio- la del bajo jugando con sus dos perros.

Hemos intercambiado unas frases y no sé, me ha hecho ilusión.

Estoy tontaco hoy.



27.


-Encuesta post confinamiento-


¿Qué habrá más?


1. Casados que se separan.

2. Casados que se querrán más que nunca.

3. Novios que se separan.

4. Novios que están deseando verse.

5. Solteros que quieren buscar pareja.

6. Solteros que no quieren buscar pareja.

7. Amantes descatalogados.

8. Amantes revalorizados.

9. Poliamor.

10. Ficus.


Opina.


28.


Si se os hace duro recordad que después del confinamiento os estaré esperando. 

Esa imagen visual os ayudará y motivará.

De nada.


29.


En Villa Hipocondria tienes tiempo para pensar. Mucho.


Recuerdo que hace doce días escuché un golpe seco. No me atreví a levantarme. Creía que era en la casa de al lado porque las paredes son de papel.


Al poco tiempo escuché un ruido estridente. Era cerca de la media noche. Como si fuera una batidora gigante. Más tarde la lavadora funcionando. Esa sí que era la nuestra porque mi ventana da al patio de vecinos. No había dudas.


El día después había dos bolsas grandes amarillas en la galería, en un espacio reservado solo para Stallone. Olía mucho a lejía, más que de costumbre. Unas gotas de sangre llegaban hasta la puerta. Pocas, parecían secas. Pensé que se habría cortado abriendo una lata.


Todo eso sucedió hace diez días, el tiempo que hace que no sé nada de Liebre Asustada.

Me da que pensar.


Llaman a la puerta de mi habitación. Os cuento luego.


30.


Stallone es una caja de sorpresas.

Ahí esta ahora, con sus cánticos budistas, que un rato molan pero se tira con ellos horas. Y mete campanillas de los cojones. Parece que viene en tranvía.


Ayer me sorprendió. En Villa Hipocondria somos partidarios de mantener la capacidad sorpresiva intacta.

Abrí el congelador y me encontré eso de la foto.

Busqué en Google y es un «amarre para recuperar un amor».


Ignorancia y ciertos tipos de creencias van unidas. Yo leo a Galeano, él escucha a Esperanza Gracia.





martes, 6 de abril de 2021

VILLA HIPOCONDRIA. EPISODIO 1.


 

   Uno se debe a su público.

Soy facilón, nunca lo he ocultado. Si se me dice que haga algo que me cuesta poco trabajo lo hago. Este es uno de esos casos.

Se me sugirió que recopilara mis estados de Facebook relacionados con las primeras semanas de la pandemia y yo os escucho. Es por eso que voy a hacerlo. Si Rociito habla yo no seré menos. 

Se llamará VILLA HIPOCONDRIA porque es así como llamé al lugar donde vivía. Era una habitación en un piso compartido cerca de la Avenida América, cerca del barrio Salamanca y cerca de la M30.

Compartí esos primeros momentos trascendentales con dos tipos: Stallone y Liebre Asustada.

El primero era un masajista de Carabanchel que también era boxeador.

El segundo era un joven colombiano del que desconocía su oficio.

Trataré de modificar poco lo escrito hace un año. Tiene su gracia ver cómo evolucionaron mis pensamientos y mi situación en esa casa en la que tenía para mí una habitación de dos por dos y poco más. 


Espero que os guste y si no fuera así no quiero saberlo, solo me gustan las loas.



1.

Tengo un compañero de piso (colombiano, 24 años, formalito y serio) que tiene cara de asustado. Como si fuera una liebre al que han dado las largas. Siempre con esos ojos.

Pues bien, hoy me he cruzado con él por el pasillo y me ha contestado con voz ronca a mi saludo. A eso le digo:

- «Como tengas el coronavirus tendré que sacrificarte».

- «No, no, estoy bien»- contesta acojonado.


Pobre, mi humor y sus entendederas tienen una relación complicada.


2.

Casi se masca la tragedia.

Cuando he llegado al Día solo quedaban tres bolsas de cruasanes de chocolate.

A mí me parece genial que tengáis actitudes de compra compulsiva, aunque nunca sean de libros.

Qué se sea algo «cortito» y se quiera comprar para seguir con vida diez días más me parece bien, pero si me dejáis sin cruasanes os lío una que ni  en Armageddon.


3.

Podía compartir piso con dos azafatas suecas pero no. Es una reclusión con dos tíos con poco humor, hipocondríacos y seguramente lo más ajeno que hay a mí carácter en el mundo.

La suerte, amigos.


4.

Mi primera actividad recluido en Villa Hipocondria ha sido poner este mapa en la pared. 

Parece que estoy buscando a un asesino en serie, pero no. 

Tampoco lo soy yo, de momento. Como sigan usando tanta lejía estos dos cazurros lo mismo sí.



5. 

Dicen que de todas las «tragedias» se saca algo bueno.

Yo en dos días sé que quiero ver más a mis amigos y hacer los viajes que tenemos pendientes, sé que quiero conocer a la que me quiere conocer, sé que mis exs me quieren -contra todo pronóstico- más de lo que suponía, sé que quiero salir más y ponerme menos excusas, sé que tengo que seguir pasiones y cubrir gastos haciendo cosas que me permitan no compartir piso con desconocidos, sé que tengo que dejarme enamorar más por Madrid, sé que debo ser mejor persona aunque llegue a un límite que yo crea suficiente, sé que debo valorar lo que tengo, lo que tuve y lo que tendré, sé que debo hacer planes, sé que no debo jugar a ser pequeño y sé que si esto lo he sacado en dos días cuando lleve un mes voy a estar de un insoportable que no me aguantaré ni yo.

Humor y amor, amigos.


6.

La verdad es que ni en mis peores pesadillas -si las tuviera y no tuviera sueños lúcidos- pensaría que iba a estar recluido en casa con dos tipos que entre ambos no suman una neurona. Eso sí, silenciosos son. Lo mismo «han doblado la servilleta» y no me he enterado. Dentro de una semana olerá.


Mira que me podía haber pillado con mi familia en Valladolid, con mis amigos de allí, con mis amigos de aquí, incluso en la casa de algún/alguna poeta, pero no. 


Creo que me dejaré crecer la barba hasta que esto termine. Así entro menos al baño que está rociado de lejía. Así son ciertos lerdos, pasan de negar el Holocausto a matar judíos.


Sí, tengo que escribir y dejarme de hostias, lo sé. 

Prometido.


7.

Estoy tocando todo con una servilleta en la mano. Pomos, cajones, grifos y las puertas del microondas y de la nevera.

Temo que cuando toda esta mierda acabe haga lo mismo tomando cañas o acariciando pezones.

Si me acuerdo de cómo se hacía, claro.


8.

Hoy, en Villa Hipocondria, el miembro más veterano del dúo cagón me ha pasado un whatsapp en el que un tipo que no sabe escribir bien (escribe como si tuviera un desajuste mental) recomienda que se dejen los zapatos fuera de casa porque los virus están nueve horas ahí. 

Le he puesto «ok». He decidido que diré a todo ok porque discutir con gente así es pérdida de tiempo. Decirle que lo que tiene que hacer es «no salir» creo que era evidente.


A veces el peligro no está en lo evidente, está en el invidente mental.



9.

Debo de estar muy muy muy aburrido, estar deprimido a tope, tener todos los libros y series vistas, carecer de improvisación para colocar mierdas en redes y ver la luz al final del túnel para jugar a un juego cadena de Facebook.

Eso sí, en un mes cuando os pille juego al «trenecito» con quien respire.


10.

Debe ser duro estar confinado en un chalet de esos con piscina, gimnasio, sala de cine, jardín, parque de columpios, discoteca y zoo de elefantes. Y sin espacio ocupado por libros, que quita luz.

¡Pobres famosos!¡Cómo sufren y cuánta empatía derrochan!


11.

En Villa Hipocondria estamos aprendiendo cosas.

Ayer me comuniqué con «Stallone» (el boxeador) por whatsapp para desmentirle bulos que me pasa y aconsejar que se dude de ellos si están mal escritos. Tres líneas después pude comprobar por qué a él no le chirría.

Le comenté, muy serenamente, que la histeria provoca daños mayores que el hecho en sí. Por lo menos para nosotros. Eso suponiendo que «Liebre-asustada» no haya esmochado, que no parece, porque ayer hablaba con su familia de Colombia a las 2 de la madrugada.

Al boxeador me he ofrecido a hacerle la compra si no puede salir. Le comuniqué mi idea de hacerlo con los vecinos mayores y le pareció mal. Que prefiere su seguridad a la solidaridad. Muy gráfico todo. Es como empapar todo de lejía a sabiendas de que uno de los miembros del piso es alérgico. Pero tranquilos, caen ellos primero seguro. Por muchos rezos budistas y muchas velas pestilentes que ponga.

Por lo demás bien, esperando a que en Abril caiga un meteorito pero que no sea ese que dicen, que sea uno de AMOR.


12.

Me dice Stallone que ha estado en cama veinte horas seguidas, hace tres días, sudando como un pollo y que le llama un enfermero para preguntar cómo va todos los días pero que no tiene o ha tenido el virus. Afirma con sus santos cojones. Villa Hipocondria incita al trilerismo.

Tampoco voy a sacrificarle por ello pero vamos, si es amarillo y se pela es un plátano.

No me preocupa, lo que me inquieta de verdad son sus rezos porque veo que no funcionan. Eso me hace perder la fe en su Dios. Ya solo me queda Pintingo.


13.

En Villa Hipocondria hay una palabra que impera sobre otras: respeto. Hay otra que anda cerca, lo denominado por algunos como congruencia.

Estos dos cenutrios están en silencio todo el día y se ponen a emitir sonidos guturales -parecidos al habla, pero no son Castelar- a partir de la 1 de la madrugada. Importándoles un pito que un miembro del trío (el que puede formar una frase con sujeto, verbo y predicado) tenga que madrugar para teletrabajar.

Liebre Asustada se ríe como el que tiene serios problemas cognitivos y Stallone se pone con sus mantras, que no sé si se está ahogando o qué, pero sus sonidos son inquietantes. Más a esas horas.

Pueden hacer todo el ruido que quieran pero que SOLO lo hagan de madrugada me cabrea mucho, y claro, con los nervios se me cae la taladradora.


14.

He escuchado a Ángel Antonio Herrera decir en Onda Cero que él no escribe un diario de estos días porque lo hace todo el mundo y ya no tiene ni interés ni gracia.

Estoy de acuerdo, adiós Villa Hipocondria.


15.

Tocad todo, protegidos, con la mano contraria a la de vuestro uso habitual.

Diestros con la izquierda y zurdos con la derecha.

Así será más complicado un descuido y que nos toquemos la cara.


Ricardo Arjona - Ni Tu Ni Yo [Feat Paquita la del Barrio]