jueves, 21 de febrero de 2019

PIEL FINA, POCO HUMOR Y MUCHOS GILIPOLLAS


Ofendiditos por algo que has dicho en Twitter esperan su momento para exponer su sentimiento.


   Cualquiera que lea el título de este post se llevará una opinión equivocada de mí. Seguro que piensa que soy un irreverente muchacho con ganas de jarana y que busca escribir algo para provocar reacciones de la gente para obtener visitas. ERROR. Hace tiempo que dejé de tener trinchera porque todas me parecen un timo.

De hecho esa es una de las cosas que más vergüenza ajena me da, no inferior a esa que me provoca cada vez que un troll  ( suelen ser perfiles falsos feos o gente fea por dentro, además de limitados intelectualmente) busca el renuncio de alguien que ha creado contenido. Suelen presumir con capturas de pantalla - como el que ha atrapado una presa- , y recibirán el aplauso de los que creen que los zascas conllevan algún sugus de premio.
Para eso debería estar el periodismo, para dejar en evidencia a los mentirosos, lo otro es consecuencia de defectos endogámicos alejados de la autocrítica y exagerados por una terrible piel fina.

Pero esa es solo una pata de la mesa (aviso que esta mesa está falta de patas). Otra es la que escriben posts agresivos - como relataba al principio - buscando enfurecer a las masas.
Amparados en la libertad de expresión exponen mierda de mal culo y consiguen frustrar más a la ya jodida parroquia. Echan gasolina con la etiqueta del humor y los que están enfrente contestan como locos, porque lo están, aunque no sé si menos que los primeros. No es una locura sana. Son extremistas de la estupidez aliados contra la paz y el buen rollo.

También os digo que respeto que unos y otros sean libres de exponer sus ideas, siempre y cuando también sean libres de escoger pastilla de jabón en la trena cuando el humor pasa a ser delito de manera objetiva. Por supuesto que las amenazas deberían estar todas penadas. Hay que saber que hay actos que acarrean consecuencias con independencia de colores y de situación social.

Luego vendrán los demás miembros de la pandilla y usarán la táctica de la plañidera, porque al final se es cobarde cuando se escupen pensamientos como el que se tira pedos, sin contenerse, en público.
Y se amenazan, se insultan, se dan palmaditas en la espalda a los héroes de barro que son flor para hoy y abono de caca para mañana, porque no dejarán nada bueno.

Las dos Españas están presentes en todo. Sin Némesis parece ser que la gente no puede vivir. No vale eso de exponer opiniones sin tratar de herir. Se busca el grito, el escándalo, la publicidad del corto de miras, a secas.
También os digo que la gente cree que su opinión importa, y no es así, no todas las opiniones importan. A mí os aseguro que no. Nos sobrevaloramos.
Seguimos las directrices de TODOS los políticos para tenernos ocupados y despistados mientras se sirven en vez de servir a la gente. No interesa la paz, interesa la frustración, interesa el río revuelto.
Se podría crear en vez de destruir pero eso da menos réditos. Es mejor dar tiza a los tontos para que se crean importantes. Provocan humo para que no se vean los focos de los incendios.
Es lo mismo que pasaba ( y pasa ) cuando los señores de la guerra mandan a los soldados al frente con promesas de gloria y ellos no se exponen, solo recogen beneficios. Nunca pierden. Ahora usan a los voceros en las redes sociales.

Además de esto reconozco que falta humor. Todo lo que diga el que no piensa como yo es dañino, y tampoco. Todo duele. Que te roben o que te tengan sin trabajo no, pero que no se metan con intangibles que nos representan. El humor puede ser malo o bueno, pero es humor.
El humor sana, aunque es cierto es que un tema repetido mucho puede saciar y puede pasarse de una muestra de ingenio a una provocación innecesaria, que es lo que decía al principio del todo. Esto pasa mucho.

Otro tema que completa esta Santa Trinidad patria es que hay muchos gilipollas. Puede que incluso yo sea uno de ellos. Pero no es por ser España, es por ser muchos. Si somos 46 millones de habitantes tiene que haber muchos gilipollas, al igual que habrá muchos ignorantes y muchos malnacidos, pero ojo, aquí viene la sorpresa como colofón final : muchos que piensan como yo están incluidos en esos parámetros, no es una cuestión de pensamiento, es un tema de cómo exponerlo.

Tenemos mucha información pero no tenemos mucha habilidad de como gestionarla.
Tratemos de pensar por nosotros mismos, tratemos de rozar con los dedos la utopía del librepensamiento. Censuremos al borreguismo.

martes, 12 de febrero de 2019

LA MALDICIÓN DE LA MUJER CASADA



  Siempre que me han preguntado sobre el motivo de mi perenne soltería he mentido. Siempre he dicho que no he conocido a la mujer que me motivara pero no es cierto. Sí, he conocido varias que podrían haber sido ellas pero que no lo han sido por un pequeño detalle sin importancia : estaban casadas. 

Bien casadas, apostillo. Las mal casadas también han aparecido y siempre han confirmado lo que una gran amiga mía escritora dice de este tema, siempre afirma que en una relación de ese tipo siempre serás el otro. Te tocará esconderte y parecerá que haces algo malo. Difícilmente se sale de ese rol de amante oculto. Es una mierda tremenda y por suerte nunca he perdurado en mi insistencia sobre esta parcela. Pero ninguna de esas me llegó a marcar.

Me han marcado algunas casadas. No, no tiene nada que ver con que estén prohibidas, de hecho me aburre soberanamente todos los morbos originados de tal particularidad, pero ha coincido esa característica. Siempre han estado casadas y nunca dejarán de estarlo.

Lo noto, se nota, no soy tonto, no soy un puto témpano de hielo, no soy un jodido Don Tancredo que pasa por los afectos como lo hace un indolente ser sin alma.
Yo muchas veces estoy jodido y me pregunto que por qué yo no he podido ser ese que está con esa maravilla de mujer, y no hallo respuesta que me narcotice. Ni mintiéndome.

Lo relaciono todo con la suerte, con la causística, con el estar en un lugar adecuado coincidiendo con ella, pero no, no es solo eso, es mucho más.
Es no haber sabido ver muchas veces el diamante y haber confundido el querer por decreto con lo que la realidad muestra.
Supongo que lo da la madurez.

De algo estoy orgulloso y creo que se puede corroborar sencillamente : no vendo motos, no hago promesas, no invento poderes extraordinarios y no oculto lo que soy. Blancos y negros que son los que enamoran o alejan. A estas edades alejan, porque prima la estabilidad y la norma social al riesgo de la felicidad. Yo en estos momentos solo aseguro la primera premisa.

Tampoco sé en qué libreto pone eso de que el amor llega a los veinte años o a los treinta. De llegar, otra vez, aparecerá cuando menos me lo espere y espero que esta vez ella no traiga anillo, porque tengo ganas de sumar y que me sumen, de compartir alegrías y derrotas y de levantarme de la cama  quejándome de que alguien no ha parado de abrazarme ni en verano ni en invierno.