Polo de vainilla, muy propio
Pues resulta que soy vainilla, señora.
Estaba yo el otro día hablando con una amiga sobre el Existencialismo de Kierkegaard y la conversación derivó de tan santa manera que llegué a tener constancia de que soy así.
Vainilla en el argot de las relaciones BDSM (engloba una serie de prácticas sexuales como el Bondage, la Disciplina, la Dominación, la Sumisión y el Sadismo Masoquismo) son las personas que basan sus preferencias sexuales exclusivamente al sexo convencional y que no tienen deseos de probar nuevas cosas o experimentar nuevas opciones epicúreas.
La verdad es que no me extraña que esas cosas no me motiven. No lo he hecho ni en un ascensor así que no me imagino siendo cagado por una amable dama. Tampoco me veo con los pezones quemados por velas o golpeado con una presunta fémina vestida de cuero con una fusta, que más que darme placer me daría acojone. No, no me veo.
Respeto todas las modalidades de sexualidad salvo las que son delito o considero desviaciones mentales. Es decir, la pedofilia, por ejemplo, me parece una aberración de las más repugnantes que existen. No se obra con contundencia sobre ella por países cercanos a Italia, se me ocurre así de pronto, pero eso ya es otro tema de los de saben muchos los seguidores de la moral de American Beauty.
Por no hacer, puestos a reconocer cosas ahora que estamos en familia, no he hecho un trío en mi vida. Tengo que reconocer que sí que lo he pensado, que un día estuve relativamente cerca, pero que con los años es una idea que me da más pereza que placer. No soy mucho de compartir estas cosas, menos si es con otro tío, lo que llaman trío demoníaco.
Uno intenta mantenerse digno con una fémina pero con dos mi fondo físico me dejaría en evidencia.
Puedo parecer aburrido si digo que nunca he ido de putas y que nunca iré (es un tema moral, de asco y de falta de necesidad). He asistido a pocos streapteases en mi vida y me parecen una paletada enorme, además de una pérdida de dinero y tiempo. Es más propio de la época de Pajares y Esteso que de una sociedad que se supone que avanza. Viendo las "encuestas cocinadas" compruebo que no, que no avanza, que retrocede.
También soy de aquellos que prefiere la insinuación a la evidencia. Prefiero un modelo de vestimenta que me despierte del letargo mi imaginación de sapiosexual que una película porno donde puedo comprobar si la actriz tiene amigdalitis por su vagina. Ver sexo en pantalla de cerca tampoco es una cosa que me vuelva loco. Tampoco me he tocado con el trailer de Star Wars, pero eso es otro tema.
En estos temas, los sexuales, creo que lo principal es el respeto y el mutuo acuerdo. Que dos quieren darse azotes, que se den, pero de manera consensuada. Cada uno tiene sus preferencias y sus límites. La base, insisto, es que ambas partes (o las que sean) estén de acuerdo en que eso es lo que quieren hacer. Lo de acceder a deseos "no vainillas" por satisfacer a la pareja y retenerla también me parece triste, muy triste.
No creo que cambie nunca mi sabor vainilla por uno de chocolate, tutti frutti o plátano. Espero que se me respete que en esto soy conservador, es la única parcela de mi vida en que no soy progresista.
La base es esa: respetar. Cada uno en su casa que haga lo que quiera con su vida, con su sexo, con su mando de la televisión a la hora de elegir programas o a la hora de beber la leche a morro.
"Leche a morro", mira, eso sí que me ha puesto.
Pereza - "Como lo tienes tú"
7 comentarios:
Jajajajaj, buenísima entrada Carlos, buenísima.
El sexo es un tema del que me gusta hablar mucho en mis círculos, porque forma parte de la vida, y no me gustan los tabúes, ahora bien, del sado no puedo hablar porque nunca lo he practicado. No me llama. Una cosa es q te peguen un azotito tonto y otra ya q te den pero bien, quién sabe, quizá disfrutaría, pero solo pensar que me vayan a "pegar", me hierve la sangre. Yo sería de querer devolver "las hostias" jajajajja.
Vainilla, chocolate, plátano... el sabor es lo de menos, siempre, como tú dices, que sea desde el respeto.
Abrazos.
Yo respeto todos los sabores, que cada uno haga con su vida lo que quiera y que dejen vivir a los demás.
Abrazos
Pues qué quieres que te diga... que de acuerdo contigo. Que lo único imprescindible en el sexo es el respeto y el acuerdo entre las partes y luego que cada cual se entregue a sus preferencias.
Me encanta el tono con que lo has contado.
Un abrazo.
Fefa
Gracias Fefa,
un abrazo
El otro día vi un documental sobre el dogging o cruising, ya sabes, eso de quedar en un campo o un parque y tener relaciones con gente que no conoces. Sinceramente, me pareció que o soy una mojigata (que va a ser que no) o soy más convencional de lo que yo pensaba. Yo veía ahí la tía con no sé cuántos, todos con máscaras, venga a tocarse y darle al temita, y yo pensaba: joder, qué incómodo...con el frío que hace!
La edad, sin duda es la edad, aunque pensándolo bien, tampoco lo he hecho en ningún baño público por aquello de las bacterias y los olores.
Qué asco!
Yo en un baño público tampoco pero no lo descarto. Es más, reconozco que lo tenía pensado,jaja
Abrazos, Ana.
No todo está bien si creemos que todo está bien.
Saludos ;-)
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