lunes, 23 de noviembre de 2015

EL MIEDO : ENEMIGO COMÚN

                    
     Película "El carnaval de las almas" de 1962. La actriz Candace Hilligoss.


Si hay algo común que compartimos todos los habitantes de la Tierra es el miedo.
Se presenta en varias formas, de varias maneras, con diferentes intereses, de manera inconsciente y atávica, miedos heredados, miedos consentidos, desviaciones de dificultades o de dudas en acciones temerosas.

Tenemos miedo al cambio.

Es muy habitual que romper nuestro círculo de confort nos proporcione desasosiego.
Aún a sabiendas de que lo que tenemos no es gran cosa o que no es la mejor de las opciones preferimos mantener el status conseguido, el plato de lentejas, la comodidad de lo acaparado, a arriesgar y conseguir cosas que pueden ser mejores pero que no tenemos ninguna certeza de que lo vamos a obtener o la seguridad de que el resultado será el anhelado.
Este es el miedo que nos hará no dejar la ciudad en la que hemos nacido, no dejar la pareja que nos tiene muertos en vida, no votar a un partido emergente a sabiendas que el conocido está lleno de chorizos, no cambiar de trabajo, no mandar a la mierda a los que nos destruyen en el día a día, etc...

Desde pequeños se nos venden el miedo, las cosas malas, como contrapunto de las cosas buenas. Este es el trabajo de lavado de cerebros que dominan las religiones con sus cielos y sus infiernos (y los castigos por caer en los segundos y las fortunas por conseguir pertenecer a los primeros).
Con esta sencilla maniobra de guiar borregos nos tienen dominados personas que a su vez han sido dominados y que repiten una y otra vez esta infortunada manera de cortar las libertades.

El miedo es enemigo mortal de la libertad.

Los niños carecen al nacer de estos miedos, y de todos. Es por eso que no tienen miedo de acariciar perros de presa, ni de arañas, ni de quemarse poniendo la mano en el fuego, ni de cruzar una calle tras un balón.
Los miedos se generan después cuando unos padres quieren protegerles y cuando la Sociedad completa el trabajo de manera limpia y consentida, sin luchar contra la implantación dominante de la Religión en la Sociedad y cediendo el poder de inculcar miedos a los lobbys de diferentes sectores.
Todo es un plan perfectamente engrasado, consentido y perpetuado por los siglos de los siglos.
Ya te crearán  enemigos y guerras para que sepas que la maldad está afuera y que no puedes desviarte del camino del redil.
Si piensas por ti solo...malo. Los borregos son más y te llevarán como agua brava de río que baja inmisericorde por un cauce que pretende desembocar en el mar, sin pararse a pensar en tu idiosincrasia.

El miedo social es jodido, el miedo en las relaciones amorosas o sentimentales es paralizante.
Conozco muchas parejas que siguen juntas por miedo, y eso mata (metafóricamente o de manera real).
Otras que nunca se forman por miedo a amar, miedo a depender emocionalmente de otro o miedo al fracaso.
Somos tan absurdos que tenemos miedo a fracasar sin intentar, que es una muestra de que somos una raza de gilipollas supremos.
En vez de colocar en balanzas lo que se tiene y lo que se puede conseguir, de manera optimista, se ponen miedos y posibles fiascos.
Solo los que colocan con objetividad en la balanza sus condiciones personales acaban dando pasos para adelante.
Los otros son los que se lamentarán toda la vida de su suerte y los que te juzgarán por no ser como ellos.

El miedo mata. Mata ilusiones, nos convierte en ficus y nos vuelve vulgares.

Cada uno es un ser maravilloso que ha llegado a este mundo de una manera tan mágica que es la unión de dos fluidos corporales humanos.
Partimos de un "hecho mágico" y nos volvemos vulgares.
Tomamos referencias equivocadas, porque el primer error es intentar compararse, intentar parecerse a otros.
Las vidas son personales, cada uno tenemos la obligación de hacer nuestras vidas especiales. Tenemos la indudable necesidad de romper todos los miedos que haya, reales o inventados.
Las arañas no nos harán nada si nosotros sabemos que no nos pueden hacer nada. No hay que confundir ser precavido con ser temeroso.
Es lo del ejemplo del niño que cruza la calle detrás de un balón, hay que enseñarle a que mire a los lados para que no vengan coches cuando cruce, no hay que dejarle sin que juegue al balón en un banco. Tiene que hacer la vida normal y dejarse de dar demasiada importancia a los miedos.

El miedo es un puto cabrón que nos jode, lo hace porque le hemos dado mucha importancia. Venceremos la parálisis que nos provoca cuando le ignoremos, al igual que se vencen casi todas las enfermedades mentales, y el miedo, no os olvidéis, es la más común y mortífera de todas.

Seamos libres de equivocarnos, mandemos a tomar por culo a los miedos. La felicidad nos espera a vuelta de la esquina. Poneos guapas y guapos.