martes, 11 de mayo de 2021

VILLA HIPOCONDRIA. EPISODIO 3 y ÚLTIMO


   

31.


Santi. Así se llama (llamaba) Liebre Asustada.


He decidido ser aventurero en Villa Hipocondria y he averiguado el contenido que hay dentro del limón del congelador. Pone eso de la foto.

Me ha descolocado pero no me ha sorprendido. Ahora mi duda recae sobre el paradero desconocido del prófugo.

¿Será su fuga culpa del amor o del miedo a la enfermedad? ¿Estará lejos?

Sospecho que lo descubriré pronto.




32.


He entrado en la habitación de Liebre Asustada durante unos segundos mientras Stallone estaba en el baño. Está TODO en su sitio, no falta nada. Extraño.

Lo que sí que he visto -para mi sorpresa- ha sido una gota de sangre en el suelo. 

No suelo entablar conversación racional en Villa Hipocondria con nadie, más que nada porque solo estamos dos personas ya, pero he buscado información en Stalllone buscando que en un renuncio se le escape algo.

En tres minutos solo me ha hablado sobre el «uso de la mascarilla para todo en casa, la mala gestión del Gobierno y su envidia por la buena gestión que se está haciendo sobre ello en ese país llamado Praga». Sí, Praga, un país tremendo.

Después de su mitin de cuñado-limitado me han entrado ganas de encerrarme en mi cuarto y leer el libro de Pepe Mújica, para compensar ignorancia con sabiduría. 

Él, después de nuestra prescindible charla, se ha puesto a rezar. Lo hace durante muchas horas al día. Tendrá muchos pecados por los que pedir perdón. Yo tengo a mis dioses tranquilos.

Ya averiguaré más sobre Liebre Asustada otro día.





33.


Stallone te cambia el guion de manera sorprendente cuando menos te lo esperas.

Ayer, en Villa Hipocondria, me habló desde detrás de la puerta. Esta gente cuando pregunta qué tal estás es que quiere algo.

Empezamos comentando lo menos grave: la desaparición extraña de Liebre Asustada.

- Pues parece que este chico no viene.

- Obviamente, estamos en estado de Alarma y no se puede mover de dónde esté - Si se puede mover, estuve tentado de añadir. Estará en la Sierra en alguna casa de alguien - apunté buscando información.

- No sé.

- ¿No tienes su whatsapp? Pues escribe.


Silencio.


Me pareció más limitado de lo rutinario. Pero luego me soltó la bomba.


- Hay mucha gente que lo está pasando mal. Hay gente que vive esto con su familia.

- Ojalá estuviera yo con mi familia y no aquí - contesté sincero.

- Tengo una amiga que vive con su madre muy mayor y un perro. Se lo saco a pasear a las 16 todos los días. Vive cerca pero me juego la multa. Está muy triste.

- Normal, no se puede salir - corroboré al que critica todas las decisiones políticas, ha pasado el coronavirus, no ha guardado la cuarentena bajando a la calle pero dice que ama su país. Los libros no. Lo mismo su país es Praga, claro. 

- Me voy a traer su perro aquí, así puedo ayudar.

- Haz lo que creas- contesté llevado por la empatía.


A lo largo de la tarde me iba encabronando solo. Pago por vivir con dos tíos, no con animales y niños. Yo no firmé eso.

Además la raza es un MASTÍN. 

¿Quién coño que ame los perros puede tener un mastín en un piso? ¿Por qué coño me va a traer un bichaco así a este piso? ¿No había un perro más pequeño? ¿Por qué tengo que exponerme a ser contagiado por algo que viene de la calle dos veces al día con gérmenes (y el can)?


Aclaro que el pobre perro no es culpable de nada. No salgo de mi habitación y ahora además huele a él aquí dentro. El animal no hace ruido y no se mueve, de momento.


Ayer por la noche me dijo a las 23 horas que me levantara de la cama para que me viera la perra. Es perra. Dije que no, que no me gustan los perros, como no me gusta la lejía. No quiero ningún trato con él.


En el salón he visto fregado el lado de la puerta de la galería. Buen comienzo y metafórico.


Me parece una falta de respeto y un riesgo innecesario. Más grave que lo que haya hecho a Liebre Asustada.



34-


Se llama «Sofía». Ese es el nombre de la mastina que tenemos acogida -con todo el deseo e intención- en Villa Hipocondria.


Ayer la vi por primera vez. 

Estaba acojonada, pobre, como cuando uno entra en Twitter pensando que no habrá trastornados agresivos opinando con bilis en la boca y se encuentra esas piaras descarriadas.


*Nota: espero que ningún animalista se me ofenda por usar «piara» en ese contexto. 


Parece ser que es una perra que ha sido maltratada y que tiene problemas de salud. Tiene carita de pena y no hace un ruido. Me gusta su compañía, mucho más que la de Liebre, Stallone o cualquier ofendidito amargado que se pueda pasear por delante de mis ojos.


Por cierto, he localizado a Liebre Asustada en Instagram y me he puesto en contacto con una detective para que mueva ese manzano y sepamos algo sobre su verdadero paradero. 

Si hay algo que saber, claro, suponiendo que no está en una maleta debajo de su cama y se esté comiendo los restos el mastín, que tampoco lo sabemos.





35.


Sofía me mira como si me hablara.

Si pudiera me diría «sácame de este puto sitio al que llamas Villa Hipocondria, me tiene este tipo con sus rezos y con sus oraciones hasta mis ovarios perrunos».


Aguantar tres o cuatro horas de mantras oliendo a incienso no debe ser muy agradable. Además usa campanillas y recita a dúo con una grabación que habla con voz metálica en algo que no entiendo.

Si yo fuera esa perra estaría acojonada. Y eso que no sabe lo de el otro compañero de piso.


Tenemos novedades sobre Liebre. Su último mensaje en Instagram es el 14 de marzo, día de su desaparición.


Aparece la bandera de su país y un lacónico: «no debemos tener miedo». Mucho pedía para sí mismo, tenía que haber sido más realista y pretender «no tener caspa» o algo así. Pelazo lucía.


Me sorprendió que el otro día pasasteis de puntillas sobre un tema. Stallone TIENE el whatsapp de Liebre y NO le ha enviado nada para preguntar cómo y dónde está. ¿No os parece jodidamente raro? A mí sí.


Su comida del frigorífico va a caducar y eso da olor. Me parece un drama.


36.


Decimos: «pues cuando esté confinado pienso aprovechar para hacer esto, eso y aquello» y después no hacéis nada que no sea comer, escuchar noticias y ver series tirados en el sofá con el look de Bridget Jones. 

Y lo sabéis.


37.


Es sábado en Villa Hipocondria. Aquí estamos los tres, sin salir de copas. Cada uno en su habitación. Sofía con Stallone y yo con Manola.


A veces coincidimos en el pasillo pero lo tratamos de evitar. La salud es la excusa, la evidente incompatibilidad dentro de cierta comodidad es la evidencia.


Hoy me ha contado varias cosas después de que yo exclamara: «¡Ay, Sophia, eres lo más bonito de esta casa después de mí!».


Me ha relatado que hace años tenía pelo el largo (ahora es calvo), que fue cura, que casi llegó a boxeador profesional y que estuvo en la cárcel.


Sí, pienso lo que vosotros, a mí también me ha sorprendido que haya tenido el pelo largo.



38.


Villa Hipocondria.


Stallone se ha puesto a las 8 de la mañana a pasar la aspiradora y la pulidora.

Luego ha inundado la casa en lejía.

Ahora está con su puto incienso de mierda, sus campanillas, sus tambores y sus rezos de puto zumbado.

Abre la casa de par en par durante todo el día y se congela.

Tiene las neuronas justas para no cagarse encima.

Me tiene hasta la polla.


Añadido: dice que no es incienso, que es moxa o algo así que lo usa para subirse las defensas. Reitero que me molesta. 


Pero por lo demás bien.


39.

Escuchaba gruñir a Sofía en el pasillo. Es raro, es silenciosa.

Desde que reside -bajo mi completo beneplácito- en Villa Hipocondria no se ha hecho notar.
Salgo a ver qué pasa. Stallone está en su habitación con sus oraciones. Esta vez sin olores homicidas, por suerte.
Compruebo que Sofía se está ahogando con algo que está tragando. Abro -con miedo- sus fauces y extraigo un trozo de tela. Lo reconozco: es parte de la camiseta «cafetera», la de la selección de fútbol de Colombia. 
Tiene restos de sangre. Sofía en su boca no. Liebre es colombiano y he visto que la portaba en alguna ocasión. Lo dejo en el suelo como si no lo hubiera sacado yo y muevo a la perra hacia su rincón. 

Me meto en el baño. Pienso.


40.

Muchos me habéis preguntado sobre cómo es Stallone, el más ilustre habitante de ese país llamado Praga y de Villa Hipocondria. 

Ayer le comenté el tema ese -sin importancia- de que su perra tuviera la camiseta de Liebre en los dientes. Dijo que eran «cosas de animales». Poco más que aclarar. Pocas ganas de hacerlo. Añadió que «tampoco echamos de menos a nadie y así tenemos más espacio».

La verdad es que tiene razón. Menos bulto más claridad. Yo me he quedado con su parte del frigorífico.

Por cierto, ayer le dieron el alta por coronavirus. Palabrita. Me alegro.




41.

Veo que hay cosas en casa que me van a caducar. Por ejmplo: los condones.



42.

En estos días que vivimos es complicado que los «titiriteros» podamos crear algo que no esté contaminado por la actualidad. Es prácticamente imposible no dejarse llevar por los estados de ánimo y por las noticias.
Admiro a los que pueden generar material limpio de agentes externos. 
Yo, no puedo. Ya podré.


43.

Hoy me he cabreado con Stallone.

A mí que cada uno haga lo que quiera, es su casa, pero hay cosas que luego pagamos todos -directa o indirectamente- en Villa Hipocondria.

Hay que ser responsable, hay cosas que tendrás soportarlas todo la vida.

He visto que sacaba cajas y le he echado la bronca porque estaba forzando mucho la espalda y así no se hace. Se doblan las piernas y se pone una a cada lado del objeto.

Adjunto dibujo explicativo, es de vital importancia hacer estas cosas bien.




44.

En las últimas horas no ha pasado nada digno de comentar en Villa Hipocondria. Un whatsapp de Liebre Asustada y poco más.





45.

Siempre he fantaseado con acudir a un retiro espiritual.
Creía que era buena idea eso de irme a un lugar apartado y hablarme para saber qué me digo.

Villa Hipocondria es mi retiro.
Tengo muchas horas al día de oraciones de otros, olores de incienso, celibato, recogimiento, tiempo para hablarme (contestarme e insultarme también), rutina de lectura, alimentación ajustada a actividad y una atmósfera respirable digna salvo que hagan sardinas los vecinos.

Me gustan las cosas cuando se eligen no cuando se imponen. Yo no quería parar mi vida ahora, quería seguir avanzando.

Hablando de alguien que puede que haya «cerrado sesión en Windows»: Liebre no escribió ningún whatsapp, lo leyó. Hay un grupo del piso en el que salió su número y su visto a una cosa del casero. No dijo nada. No tiene foto. Nada. NADA.


46.

Auguro que uno de los sectores industriales que antes se recuperarán de esto será el de «talleres y reparaciones» de vehículos.

Si tenéis vuestro coche como tengo yo el mío (en calle, lejos y viejo)  tendréis que ir -como mínimo- a cambiar la batería.

En mi caso, fantaseo con la idea de que viven dentro de él, ahora, una familia de mapaches.


47.


Me ha escrito un mensaje un «presunto Liebre Asustada». Me ha dicho que se siente reconocido en mis historias de Villa Hipocondria. Lo he negado, he dicho que todo es ficción.


Da igual lo que se me diga por whatsapp con ese número porque NO ERA ÉL. Es rolo, de Bogotá, colombiano. Quien me escribió no lo era. Mi relación más larga fue con una colombiana rola. Era otra persona. Lo aseguro.


No sé quién se hace pasar por Liebre, no sé qué motivos tiene, no sé si algún día descubriremos la verdad. 

No lo creo.

Puede que mañana.


48.

Liebre Asustada HA APARECIDO.

Desde este mismo momento dejo de escribir de Villa Hipocondria.


49.

Tengo una duda enorme.

La barba, que casi me llega por el abdomen.

¿Uso champú o gel?







50.


Bodegón costumbrista carliniano





51.


En este país, ahora mismo, solo hay dos vías fundamentales de opinión y conocimiento.


La primera es escuchar a los profesionales que lleva Íker Jiménez a sus programas y conocer TODA la verdad del asunto sanitario y social que nos rodea. Aprendiendo. Yendo dos pasos por delante de los hechos.


La segunda es seguir creyendo en lo que dicen las «fuentes oficiales» y los medios de comunicación/desinformación (mamporreros o no), además de tratar de menospreciar a Íker con frases que aluden despectivamente a temas de parapsicología o incluyendo ideologías cainistas. Desaprendiendo. Yendo tres semanas por detrás de los hechos.


Tú eliges: conocimiento o ignorancia.


52. 

«Un día morirás, pero el resto de días no».

(Snoopy)



53. 


Pensador pucelano. 

Obra de arte tremendamente cara.





54.





55.


Tengo tantas ganas de salir que sería casi feliz si pudiera ir a un evento de poesía.



56.





Todo el discurso político basado en ideologías y en trincheras es absurdo, pero lo es (aún más) si tomamos a Portugal como ejemplo de gestión. Gobierna una coalición VÁLIDA de izquierdas.


La referencia más óptima está aquí cerca. 

Han obviado las diferencias y han llegado a acuerdos políticos metiéndose sus réditos políticos futuros sacados de esta situación por el culo. Piensan en su país y no en sus dietas y en sus prebendas que conlleva calentar sillones de representación de la gente. 


Demuestran que no son unos inútiles-mentirosos gestores. Tampoco unos inútiles-mentirosos opositores. Mediocres y peligrosos en su totalidad. Misma mierda. Mismo perro con distinto collar. 


En Portugal también se cuidan los detalles. Seguro que en Twitter tienen menos seres nauseabundos. 


Miremos aquí cerca, a los hermanos lusos. COPIEMOS a los portugueses.


57.



Tenemos protección divina multicultural en la terraza.



58.

También podemos aprovechar esta «pausa» para alejar de nuestras vidas a los tóxicos.


59.

Pantomima Full.




60.




Me hace mucha ilusión el haber regalado bastantes ejemplares desde que empezó el confinamiento. 

Si quieres los tuyos envíame un mensaje.


* Al final fueron más de cincuenta ejemplares.



61. 


El confinamiento y las fiestas navideñas tienen un gran punto en común: de ambas saldremos rodando.


62.


Estoy totalmente de acuerdo con él o ella. Lamentablemente.


Autor: Luis Quiles.





63.

Todo el puñetero día estoy escuchando las oraciones de mi compañero de piso. Preferiría que me clavaran palillos en las uñas.




64.

¿Os acordáis a mediados de marzo cuántos whatsapps escribías y recibías para preguntar qué tal estás? Y habían pasado tres o cuatro días.

Hoy han pasado casi cincuenta. ¿Recibes y envías la misma cantidad?

No somos lógicos.



65.


Antes reservaba la ropa interior chula, como si la fuera a necesitar pronto. 

Ahora tiro de ella como si no me quedara otra. Con resignación. 

Esta pertinaz sequía tiene pinta de que va a ser memorable. Se quedará tiempo.

Puto Merlos.


66.


Paren los periódicos. 

HA VUELTO LIEBRE ASUSTADA.

Estuvo dos meses donde su tío.



67.





No hay comentarios: