viernes, 29 de agosto de 2014

ENVENÉNAME


No lo dudes.
No vaciles ni un solo momento a la hora de transmitirme eso que otros llaman "veneno" pero que yo llamo VIDA.

Contágiame con tus ganas de vivir, con tu actitud de adolescente, con tus caprichos de mal-consentida, con tus maneras bordes, con tus no-pero-puede.

Me insiste la cabeza (con especial reiteración) que ceda en mi empeño de tenerte, que hinque la rodilla en tierra y conceda la derrota ante la evidencia, que te ofrezca amistad sin cama, y cama sin roce.
Eso que tengo encima de los hombros, no dañados de momento, presupone que el corazón anda equivocado cuando no quiere irse de vacaciones y dejar todo el gobierno del cuerpo al de arriba (o al de abajo en su defecto).

El que palpita dice que eres especial , que motivas, que emocionas, que eres buena en esencia y que esa armadura de soldado de Cruzada no es más que una capa más de valía. Las armaduras nunca se rompen atravesándolas, se intenta buscar huecos, fisuras, espacios abiertos para que mi lanza convertida en lengua emita su dictamen, ese que tú y yo sabemos que descoloca más que una ginebra de garrafón.
No quiero tomar mosto cuando tengo Ribera, no quiero chopped cuando puedo aspirar a jamón serrano, no quiero quedarme sin postre cuando me merezco repetir.

La parte de arriba te niega, la del medio te acepta, la de abajo te desea.
No es un deseo vulgar de esos que se limpian con klinnex, de esos que se olvidan a la siguiente mañana, es de esos que dejan tatuajes de los que se enseñan a la pareja ufano y que sirven para rememorar cuando se empieza algo o para sufrir una cornada de esas cuya cicatriz siempre te recuerda que con ciertas mujeres la indiferencia es la mejor arma para no salir lastimado.

Cabeza, corazón, y entrepierna son el santo tridente que marcan un camino sin rumbo.

No sé que tienes, que no tienes o que puedes tener pero sé que me envenena. Se sabe que cuando el veneno está en el cuerpo no se puede sacar fácilmente, tampoco quiero. Quiero cambiar mi insípida sangre por tu dulce veneno.
¡Envenéname! , no andes con medias tintas, contágiame tus ganas, tus rutinas. Compartamos manías, sudores, amores, pasiones, defectos.¡No dejes de darme besotos!

No lo dudes, dame tu amor, préstame tu atención, híncame tu diente y apunta directamente al corazón.



6 comentarios:

Aprendiendo a volar dijo...

perfecta descripción de los tres impulsos que rigen nuestra vida!

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

Si, de impulsos trataba de hablar...;) besitos

Unknown dijo...

Guauuuu! Mejor me guardo el comentario que iba a hacer para un momento más privado delante de una cervecita.

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

:) mejor jaja

MEM dijo...

De lo mejor que te he leído.
Chapeau!

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

¡Honrado estoy!
:)