domingo, 20 de noviembre de 2016

SEVERINA, DE FIRST DATES.



No escondo que veo este programa. Me parece que es muy "real" y que es un claro reflejo de las diferentes personalidades que hay en nuestro país. Todo lo bueno y todo lo malo aparece, sin guion, y eso es válido a efectos de darlo credibilidad.
Se aprende.

Hace unos días apareció un personaje que daba juego sin darlo.
Severina, gallega de 62 años y que tiene el inmenso honor de ser el personaje más borde y desagradable que se he visto en televisión en los últimos años. Obviamente no incluyo a los programas del corazón, que ahí la noticia es que haya alguno que no lo sea. Recuerdo que este es un programa de citas, de conocer gente, que no obligan a ir a la televisión. Se presupone receptibilidad.

Lo primero que me llamó la atención de ella es una frase que en otros casos caería en saco roto pero que en su caso era más que una declaración de intenciones. Decía, la buena de Severina (putada de santoral y de tradición) que ella no se definía, que es mejor que lo hicieran otros. Tomaré su palabra.

Nos apareció con un modelito tipo Ana Obregón, clara muestra de persona que no asimila su edad. Embutida al vacío y con unas transparencias que no iban acordes con su carácter huraño y desconfiado.

Es gallega. No, no es una gallega de esas con retranca, ni la típica mujer de aldea con la que te tomarías un pote mientras te cuenta cualquier pasaje de su vida que aunque fuera nimio resultaría interesante, no, ella es la típica persona con cara de mala gente, de España profunda, de valores inculcados con regla en las yemas los dedos de las manos.
Nada que ver con la buena gente gallega que conozco, esta señora demostró en 20 minutos que es difícil ser más estupidilla. Si, lo he puesto en diminutivo para que no se me ofenda una parte de la población que se sentirá reflejada en ella, y que piensa que Rosalía de Castro tenía que haber sido vetada.
Bien podría haber aparecido en La Colmena de su paisano Cela.

Si ya con el gesto parecía tonta del culo cuando dijo las cinco palabras que dijo en toda la cena lo confirmó.
Menospreció a su pretendiente, un tal Paco (que era un cántabro bastante interesante) con unos aires de superioridad que denotan mala educación, complejos varios y ceguera total.
Sí, sus maneras fueron de persona oscura que oculta algo y nada bueno.



Obviamente no estaba obligada a ser receptiva con ese señor, ni siquiera a bailar o a cantar, pero podía haber intentado ser un humano interesante -que estás en la tele- y no parecer un homínido sin empatía ni capacidad comunicativa. Transmitía que su único fin por el que estaba en ese programa eran los 90 euros que les dan por acudir. De eso hay que descontar la cena. A la hora de pagar obviamente no decepcionó y pagó su parte con el único fin de criticar la falta de caballerosidad.
Poco después sonrió un poco y a mi me vino a la cabeza una anuncio de mi admirada Concha Velasco, como motivo de tal esporádico hecho.

Dicen que la educación es como el aire de los neumáticos, cuesta poco y te hace más agradable el viaje. No costaba mucho.

Demasiado aguantó Paco, era para haberse ido a los cinco minutos y haberla dejado ahí plantada, pero ese escote tramposo le engatusó.



Severina es lo que es parte de la gente de este país. No sé si es una parte grande o pequeña, pero es.
Las formas de tratar a los demás dicen mucho de como eres y recogiendo el guante que ella misma lanzó al principio de su aportación al programa, yo la definiría como una "mala compañía". Ya estás definida.

jueves, 3 de noviembre de 2016

EL ANUNCIO DE CHICFY (EL DE LA RUBIA POSEÍDA U ORINÁNDOSE)



Cuesta mucho saber que venden en este anuncio si te limitas a ver las imágenes sin sonido.
Por cierto,es una práctica recomendable si no quieres tararear todo el puto día esa sintonía pegadiza que logra lo que cualquier composición de reggaeton pretende: instalarse en la mente a fuerza de repetir simples y machaconas notas musicales.
No tardando saldrá un estudio que dirá que esa música produce daños irreversibles para el cerebro, aunque viendo como escriben en las redes sociales los que son muy fans de ella creo que no hace falta estudio.

Descripción del anuncio:

Una mulata, con pelazo, tumbada en una hamaca está trasteando con su móvil en una página de venta de ropa. Está ociosa y relajada, lo que me lleva a pensar que anda sobrada de dinero, es decir, no entiendo que hace buscando ropa de segunda mano (ropa sudada por otros).

Se queda mirando con especial atención a una rubia guapa con coleta, que lleva un vestido de esos con muchos colores, y está ¿bailando? como si no hubiera mañana. Puede estar meándose o puede haber sido poseída por un espíritu, ninguna opción es descartable.

La actriz se llama Coral González y en su vida real es bailarina y gimnasta.  Instagram de Coral
Obviamente esta chica me merece todos los respetos pero el papel en este anuncio me parece ridículo.

Según baila van aumentando los likes del vídeo. Imagino que todos serán de potenciales compradoras de este vestido y que ninguno procederá de algún pajero ufano porque se ha ahorrado una pasta en suscripciones de webs de esas que te salen cuando quieres ver una serie on line y te dicen que hay "chicas en tu ciudad cerca de ti que quieren tener sexo contigo". Algún pardillo pica, incluso veinte veces seguidas.
Todos sabemos que esta app es de venta de ropa y no de otras cosas ¿no?, porque lo sabemos. Creo.

Y ahora viene la interacción entre la mulata y la rubia que es el punto álgido del vídeo promocional. La primera dice:


- ¿Hazme una rebajita?
Y la feliz rubia contesta sin pensarlo:
- Claro que sí, guapi.

Entonces pasa lo que nadie esperaba. El anuncio da un giro de máxima interpretación artística que roza el surrealismo. Qué coño lo roza, lo destroza.
La rubia se pone a perrear muy contenta, sudando el vestido que acaba de vender a la guapi. Mueve el culo como queriendo algo que no sé bien qué es. Lo mismo es que ha visto que la mulata es más grande y lo quiere dar de sí.
Casi tira la moto que hay detrás. Moto cara, por cierto.




Todo con la puta música de fondo: "chic para mí, sí sí sí, chic para tiiiiiiiiiii". ¡En los sesos la tengo incrustada!.

Y luego sale la mulata bailando, después de guiñar el ojo como acto de satisfacción por la compra realizada, con el vestido sudado adquirido. Eso sí, de manera menos exagerada que la rubia.

Me planteo cosas:

1. ¿No tendrá el vestido ladillas y es por eso que no paran de moverse?
2. ¿No será esta app una especie de Tinder (con más nivel físico, aunque no mental que será parecido) y lo de los vestidos es una excusa?
3. ¿No estará detrás alguna otra marca comercial como la de las pérdidas de orina que anunciaba Concha Velasco?


El final es apoteósico, maravilloso, produce hilaridad:

Dice:
- Descárgate la app para comprar moda, solo para CHIC CHIC CHICAS. ¡Chicfy!

¡Mis cojones! Esta app va a ser visitada por más chicos que chicas. Seguro. El motivo es que parece todo menos una tienda de ropa. TODO.

Me parece un anuncio ridículo pero pegadizo. De eso se trata, de que llame la atención. Lo logra.
Supongo que está acorde con los tiempos en los que vivimos y con las actividades y gustos que tenemos.
No podemos esperar más, no tratan como seres sin neuronas y borregos. Ponen el anzuelo sexual y listos.

Me voy, chic chic chic chicos.