lunes, 24 de julio de 2017

AMAR SIN MIEDO

                                      Los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él


     No me extraña que cada vez se tenga más miedo a amar. Acabamos confundiendo sentimientos, acumulando decepciones, y preferimos no salir de nuestro iglú, que aunque está frío no nos implica.

Hay varias epidemias que se están ocultando porque no venden tanto en los medios como los polvos de Paquirrín, el cumpleaños de Andrea Janeiro Esteban, los hijos comprados del futbolista de turno o Venezuela. Todos los días hay suicidios, han aumentado alarmantemente el número de personas con problemas de sobrepeso y las relaciones de pareja están más en duda que nunca.
Ya, generalizo, que vosotros sois muy felices y que tenéis una sólida relación con dos vástagos que os llenan de papilla y os hacen disfrutar. Oye, cojonudo, pero eso no invalida la percepción de que cada vez hay más gente sola y lo que es más preocupante : gente que querría estar sola y no puede.
Los que están solos no quieren estarlo y los emparejados tampoco. Dos lacras, como los anuncios de buscadores de viajes o del Método Déntix.

Esa variedad de elegir que tenemos ahora nos lleva a comparar, y si tienes la posibilidad de probar varios platos acabas dándote cuenta (algunas veces) de que el menú del día de Casa Antonio no es tan apetecible y que no tienes que aguantar que en su baño haya cucarachas. Que prefieres ese gastrobar donde te ponen las mismas croquetas, incluso más caras, pero huele a colonia.

Al final muchas relaciones se diferencian de otras en eso : el aroma que desprenden.

A mí se me puede acusar de muchas cosas, casi todas ciertas, pero no se me puede echar en cara que no soy honesto en cuanto a las relaciones. No prometo lo que no puedo cumplir. No puedo amar con todo, así que lo digo. No estoy en ese momento vital, ojalá pudiera decir lo contrario pero no es así.
Para ese proceso tengo que estar en armonía y paz conmigo mismo en todas las parcelas vitales. Algunas me tacharán de egoísta pero os aseguro que para mi percepción es todo lo contrario.
Si dos no se engañan es imposible que haya desengaños. No entiendo las mentiras relacionadas con los sentimientos aunque se envuelvan de piedad.

Para amar con todo hay que ser valiente. Hay que saber que hay aristas, que Disney no era lo que parecía, que el amor de príncipes y princesas conlleva sumisión y menosprecio y que la idea de la propiedad privada que conlleva un matrimonio, para las mentes estrechas, provoca muerte.

Aprender a quererse para poder querer. Amar como si fuera el último día de tu vida, sin planes muy a largo plazo y sin ceder la esencia a otro. Compartir y crecer. Sumar. Estar dichosos en la vida rodeado de la gente que se quiere y alejarse de los que generan nubes grises. Cafés, copas, polvos, caricias, risas y cultura. Cocina, deporte, playa y montaña, espiritualidad e ideales. Todo esto es básico para amar.

El miedo se vence con valentía y con realismo. Alba Carrillo nunca estará conmigo - ella se lo pierde- pero seguramente esté durante poco o mucho tiempo con mujeres iguales o mejores que ella.
La frustración de ser iluso en los deseos también provoca taras que no te dejarán amar.

El miedo es comprensible, incluso necesario, pero llega un día que se acaba y que tu rosa de los vientos señala de una puta vez al norte.





miércoles, 19 de julio de 2017

HABLEMOS DE LA COCA



   Siempre ha sido un tema que me ha quedado lejano.

Cuando salíamos los amigos, todos solteros y casi enteros, no nos percatábamos de que se consumía a nuestro alrededor. Nunca hemos tenido la tentación de caer en sus redes porque no la teníamos presente.
Éramos más de alcohol. Sí, tuvimos unos años que nos bebíamos hasta el agua de los floreros, pero hemos tenido suerte y a ninguno nos ha hecho mella y nos ha creado una adicción. De hecho ahora tomamos dos cervezas y ya estamos medio ciegos.
Por no hacer...ni hemos fumado.

En los últimos años he constatado que se consume y mucho. Al vivir en zona costera comprobé que allí es más habitual que en ciudad castellana que frecuentaba.
Al tener más contacto con artistas he corroborado que está muy presente, demasiado presente.

Yo no juzgo su consumo. Creo que cada uno es libre de matarse como quiera y de tener todos los vicios que requiera siempre y cuando no afecten a terceros.
Dejando de un lado las familias que pueden sufrir por ello, que aunque doloroso va ligado a la filiación o al afecto, lo que me jode es que se metan, pillen el coche o la moto y maten a alguien por su imprudencia. O que en un brote ejerzan violencia sobre otros.
Si se quieren suicidar o pegarse contra un muro no soy quien para decirles que no lo hagan, que cada cual maneje su vida como quiera si no requiere ayuda ( que es otro tema) pero que incidan sobre la vida de los demás es lo que me enfurece.

Otro tema curioso es el de la doble moral. Me parece ridículo ver a consumidores criticar a otros consumidores. La Tacones hablando de putas.
En la tele se puede ver. Juzgan a personajes televisivos otros personajes - mal llamados periodistas - que han dejado sin nieve al Kilimanjaro.
En los círculos de artistas más o menos cercanos también sucede. La mediocridad siempre está unida al desprestigio.
A mí me preocupa que se meta y pegue a su mujer, que se meta para componer o actuar me la trae al pairo. Cada uno conoce sus límites y repito que la libertad de uno está en la frontera de la libertad del otro.
Reitero, muy curioso como los que tienen que estar más tapaditos son los que más hablan.

Tampoco estoy a favor de edulcorar las consecuencias de su consumo. Ni de la coca, ni del tabaco, ni del alcohol, ni de ninguna adicción. TODAS tienen sus consecuencias y en mayor o menor medida son nefastas.
Si para aumentar tu creatividad o para ser sociable o para rendir más en la cama tienes que ponerte tienes un problema. Si encima tu temperamento se ve adulterado por ello el problema también es de los demás, que tendremos que soportar tus mierdas.

Resumiendo:  hay mucha hipocresía con este tema.