miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA SORPRESA

Iba yo por la autopista ,de un lado para otro, con destino fijado y libertad horaria.
En el trayecto ,además de las oportunas paradas para micciones y respostajes ,suceden, a veces, temas curiosos.
Me considero un conductor tranquilo, excesivamente responsable...rozando con el aburrimiento.
Pues bien, el otro día asistí a un duelo de conducción.
Un coche, furgoneta blanca, no muy nueva pero en buen estado osó a retarme.
Yo hice el típico adelantamiento normal y ellos me volvieron a adelantar sucesivamente.
Digo ellos porque eran dos personas. Al principio creí que era un señor mayor y señora...no se...hacían cosas raras...movimientos bruscos...cambios repentinos de velocidad...etc...
Imaginé que serían señores mayores de pueblo.
Cuando nos adelantamos la primera vez no lo dí importancia, pero cuando nos adelantamos mutuamente con obsesión incoherente varias veces...llegue a encabronarme...lo reconozco.
En el último adelantamiento respiré hondo, pisé a fondo y les pasé con fuerza mirando de reojo a ver quien eran mis rivales.
Mi sorpresa fue esa..que era una monja mayor y una novicia jovencita negra al lado.Se estaban descojonando de la risa.
Poco más tarde, cuando estaba asimilando que mi pique había sido con la heredera de "Sor Citroen", se desviaron por una comarcal.
Por un momento llegué a pensar que era la nueva forma de evangelizar de la Iglesia...temblé...

1 comentario:

Rubén HR dijo...

Joder, joder, requetejoooooderrrrrr!!!!!, vaya una mamonada....
¿Cómo cojones lo hace uno para adelantar mutuamente a otro sujeto con obsesión incoherente...? Calculo que por lo menos debe de hacer falta una diplomatura...
Lo característico de la conducción de un señor de avanzada edad que va acompañado de su mujer, naturales ambos de un pequeño núcleo de población....¿es hacer movimientos bruscos y cambios repentinos de velocidad al más puro estilo niñato con coche tuneado..? ¿Pero en qué realidad paralela al mundo real ocurren esas cosas...?
Y luego resulta que después de hacer el mongólico adelantando y vuelta a adelantar, con obsesiones incoherentes y todo..., te das cuenta de que los que te están chuleando (en tu imaginación, claro) eran unas monjas..., que se estaban riendo (de tí, no me extrañaría nada...). Supongo que si el viaje hubiese durado un poco más, tu enfermiza imaginación te habría convencido de que las dos monjitas se habían enamorado de tí y luchaban la una con la otra por captar tu atención...(de ahí los cambios bruscos de velocidad y demás...).
En resumen, que me he reído con tu nueva aportación, pero más por vergüenza ajena que por otra cosa..
Un saludo, carapijo.