jueves, 23 de agosto de 2012

LA CHICA DEL PERRO MUERTO

                                                Fiel imagen de la raza del cachorro en cuestión


Esta no es una historia real, todo lo que en ella se cuenta no pasó y es solo producto de mi imaginación.

Ella salía tarde de trabajar.
Era rubia, 14 o 15 años más joven que yo, buen cuerpo y cara bonita.
Agradable en la conversación y con la capacidad de no crearme muchas complicaciones, lo que necesitaba.
Nos comunicamos por messenger y whatsapp, estos medios que implican ahorro de tiempo y que facilitan la cercanía de voces, cuerpos y errores.
Ese día se me había anulado un plan con faldas, me sentía aburrido en un bar del centro de la ciudad, no me cabían más cafés en mi cuerpo y la opción de ingestar cervezas no había sido sopesada. Prometía ser un día gris de esos en los que acabo en casa viendo la NBA mientras que doy buena cuenta de unos bollos con chocolate en su interior.
Recibí un mensaje suyo, estaba aburrida y saldría pronto de hacer más grande a una conocida cadena de comida rápida, me propuso ir a su casa a ver una película, yo acepté.
Tengo casi 40 años, si voy a casa de una chica de veinticinco no es para ver películas, creo que queda claro.  Es algo que va antinatura, es antilógica, vamos que tenía unos pensamientos en mi cabeza y sonaban motivantes.
La recogí con mi coche, la acerqué a su casa que era un piso alquilado nuevo, bonito y funcional.
Entramos por la puerta, sabía que tenía que hacer un poco de paripé por no ir directamente al catre y demostrar que mi fama de Don Juan se queda corta.
- ¿Estás bien?,te veo poco habladora
- No, no estoy bien
-¿Qué te sucede? ,por cierto ¿dónde está el cachorro que tenías desde hace unas dos semanas?
En ese momento, hizo como si llorara (sin lagrimas) y pude ver en su cara un reflejo de la prota de Carrie, juraría que la cambió la voz y todo y dijo:
- Está en la cocina, está muerto.
Creí que había entendido mal, pero no, había entendido perfectamente.
Abrió la puerta de la cocina y ahí estaba el cachorro, en su cestita, como dormido. Me acerqué para moverlo, estaba todavía caliente y muerto, muy muerto.
-¿Qué ha pasado?
-Le paseaba por el parque, comió unas setas y empezó a vomitar y después dejó de respirar.
Mi cara no demostraba ningún gesto, pero un color blanco se adueñaba de ella.
- ¿Y no le has llevado a un veterinario?
- No pude, tenía que trabajar. De eso hace 9 horas.
Mi cara ya era una mezcla de miedo, compasión, incertidumbre, acojone. Me quedo con la última.
-¿Vamos a ver una peli Carlos?
Estoy loco, no tanto como para acabar como el perrito, en una cesta en posición fetal, mi isntinto de supervivencia me llevo a decir:
-¿Cuál vemos?
-¿Transformers?
Yo habría dicho que si a todas, incluso a Almodóvar.
Nos sentamos en un sillón, yo no podía dejar de oler a perro muerto, cada vez más.
Reconozco que en algún momento pensé en salir corriendo, pero me tragué esa película, la más larga del mundo, sin hacer comentarios, sin casi rozarla, durante toda la sesión. Todo impregnado de un olor a perro muerto que llegaba de la cocina.
Acabado el filme, y con lo antiviagra de la situación, me despedí con dos besos en cada oreja, para no caer en el error de importunar a esa amable señorita con la que había tenido el placer de pasar la noche.
No he vuelto a verla.
Llegado a casa me aprovisioné de unos cuantos croissants rellenos de chocolate y quise volcar con ellos la tensión vivida, alegre de poder contarlo y ufano de que no dormir en su cocina esa noche.


15 comentarios:

Cari dijo...

Pues veo en tu historia, “no real” ya lo avisas pero ¿podría serlo?
He recordado algo que me paso a mí un día en que me quedaban veinte minutos para coger el autobús y según salí a la calle veo en medio de mi ídem un montón de esos pájaros “maricas creo las llaman me acerqué porque me parecía raro, y en medio estaba un gato mal herido y las maricas picándole.
Fue cuestión de segundos pensar, le cogí con mucho cuidado y le puse debajo de un coche para que al menos estuviera a salvo de los picotazos. Me fui a trabajar, ni que decir que toda la mañana pensando en si el gato estaría allí cuando volviera y dándoles la vara a mis compañer@s
Llamé a mi hijo que salía también del Instituto, y miramos debajo del coche, allí seguía vivo y maullando, bajamos el trasportín de casa mi hijo se echó al suelo y le sacó de debajo del coche trabajo le costó estaba muy asustado.
Le llevamos al veterinario, le puso vacunas y comprobó que tenía heridas pero no graves, algún coche le había golpeado.
Le tuvimos en casa, un día, luego le llevamos a una finca de mi cuñada y ya estaba bien, en casa no quedó porque yo ya tenía dos gatos.
Perdona el rollo pero esta historia es muy real, tengo varias de estas, parece que los animales con problemas me buscan o me los encuentro. Sólo que aquí no había chico que me dijera que tenía un gato muerto en casa :-)Un abrazo Carlos.

PD.No he encontrado manera de hacer más corto el relato del"rescate"

MaÁngela dijo...

Ay!!!
Que bueno que la historia no es real.

El relato de Cari, es precioso.

Un abrazo para ambos y para tí Carlitos con un beso en la frente.

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...


Cari, ese gato tuvo suerte. Lo que yo pienso es que los animales, como los niños, no pueden estar en manos de toda la gente. De esa chica que conocía, obviamente, no.

Angela, hay veces que mezclo cosas reales y no reales y como ando mayor ya no lo sé muy bien.


Besitos a las dos

Julio Benavente Caballero dijo...

Jod.., tío. Podíais haber enterrado, o lo que se haga en estos casos, al cachorro antes de ver la peli.
Qué mal rato debiste pasar en esa hipotética situación.
Muy bueno. Tómate algo.
Un abrazo.

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

Si hubiera sido verdad Julio, lo habría pasado fatal.
Se me quitarían las ganas de juerga y todo....
Si, yo creo que enterrarlo sería lo suyo,pero está el tema del chip.

Un abrazo

Cari dijo...

Ángela, gracias. Otro abrazo para ti.

Elena Beatriz dijo...

pues menuda tía extraña, hijo. Se le muere el cachorro y lo deja en la cesta, al menos lo podría haber sacado al balcón o meterlo en el frigorífico para que no oliese jeje.
ay mi cielo, si es que las raritas siempre te tocan a ti. Sí, si, ya sé que es sólo un relato que se te ocurrió mientras engullías esos bollos rellenos de chocolate, ya......

en todo caso un beso por el susto recibido.

Elena Beatriz Viterbo dijo...

Lo dicho, lo que no te pase a ti..., en cuanto al relato, bien escrito mon amour.

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

un tipo normal, una historia normal

besitos

Uol Free dijo...

¿Miedo por anticipación?

Acojonadito te veo. ¿No se te ocurrieron alternativas? :P

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

Srta Free, ¡no dude de mis bemoles!...jeje...

El olor a perro muerto me impedía pensar

Cari dijo...

Por cierto, preciosos dálmatas.
Otro abrazo Carlos.

Unknown dijo...

Ya me puse al día y creo q te he pillado el punto!!! Un besazo sabinita!!! Me encanta como escribes, aquí estoy yo sin ti...

Mmmmm por cierto con que tías sales... ???

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

jaja
Connie, hay de todo en la viña del señor, suelo rodearme de gente interesante,pero todo buen escribano tiene algún borrón.
No me extraña que me pilles el punto,no anda nada alejado del tuyo ;)
¡Sabinita! me mola...

Un besito

Uol Free dijo...

Se ve que para la chica tienes aire de sepulturero.(es broma).
Tómate un tequilita y ándale.

Por supuesto no dudo de tus bemoles, estaban de vacaciones.