martes, 14 de octubre de 2014

NO HAY NECESIDAD DE HABLAR MUCHO, ES MEJOR ESTAR SIEMPRE



La gente confunde las cosas.

En mis casi cuarenta años de vida, después de muchas guerras perdidas y ganadas, tengo más que claro que nunca que "hablar mucho" no es sinónimo de "querer más".
Yo a mis amigos les quiero y no hablo con ellos todos los días, hay veces que pasan semanas incluso.

Mucha gente confunde el hablar todos los días con el mostrar interés, y eso no es cierto. Yo prefiero que me feliciten por mi cumpleaños, que me pregunten por el resultado de unos análisis, que me recuerden que esa peli que están viendo en la televisión la vieron conmigo en el cine, que me manden una foto de sus vacaciones en barco, que me escriban una carta al año, que me demuestren que están de verdad a que estén siempre con palabras vacías, monosílabos, tópicos, conversaciones coñazo, llamadas sin-motivo-inoportunas o guiños con los dos ojos.

La calidad siempre es más interesante y motivante que el comprar a granel (aunque salga más caro).

Es como el besar.
Si besas todos los días a todo el mundo acabas por no valorar los besos. En besar con sentimiento está el quiz de la cuestión, es estremecer el alma lo que se busca, no humedecer labios.

Es como el hablar.
Si hablas todos los días sin decir nada acabas cansando. Para eso es bueno recurrir al "pique". No al señor de Shakira, me refiero a la tensión mental que haga generar un interés. Es complicidad envuelta en perfume. Es una muestra de que se conoce al otro.

De todas formas esto depende de cada uno: hay gente que requiere más palabras y otra que requiere menos. No agobiar, no olvidar, saber como tensar la cuerda es la idea. Todos tenemos un tope.

Recalco, no están más en nuestras vidas  lo que más hablan contigo, al igual que no es mejor un libro de 600 páginas que uno de 200. El mío será de estos últimos, por eso os daré a elegir si llevar mi fruto a la cama o llevar un tostón de Ken Follet, que no tiene mi cutis. Con él tendréis más bíceps, conmigo más risas.

En mi caso lo tengo claro, prefiero que la gente hable lo que tenga que hablar, sin excesos, en cada momento; que esté; que sepa que puedo contar con ella y que sepa que puede contar conmigo; que intuya que puede pensar en mí; que en caso de necesidad nos encontraremos. Equilibrio. Generar interés y no pereza.

Entiendo que no es fácil saber cuánto dialogo requiere o admite cada uno, para eso hay que saber escuchar, cosa que no todo el mundo hace. Preguntar y escuchar, sencillo. Luego actuar según afinidad e intereses.

Palabras más o palabras menos, ya lo decían los Rodriguez.




3 comentarios:

MEM dijo...

Completamente de acuerdo. Se puede estar cerca aún estando lejos, se puede acariciar en la distancia y se puede besar aún sin besos.
Y sí, yo me llevaría antes tu libro a la cama que el de Ken Follet...

Besos de lejos.

Carmen Murguía dijo...

Es la primera vez que leo algo tuyo y me he quedado con la sensación de encontrar,al fin a alguien que piensa igual que yo.todo cuanto dices es cierto.lastima que algunos amigos no sepan escuchar.ellos,tan inmersos en sus propios problemas..se olvidan de oír a quien les habla.yo prefiero callar,a no decir nada. Me ha gustado leerte y no sera la ultima.un abrazo.

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

Gracias Elena "Culturamas" ;)

Gracias Carmen, me alegra de que te guste.

besos a las dos