Algunos lo verán como una falta de higiene, otros como una muestra de amor incondicional,pero desde que tuve el placer de compartir cama, aire, sudores y sentimientos con ella no me he duchado.
No sé cuando será la siguiente vez que tenga el placer de poder juntar nuestros cuerpos, así que me quedo con el recuerdo de su perfume en mi ropa, de su olor en mi cuerpo, signos de que ese día hubo más que rutina y que la distancia no existió.
Guardo la ropa de aquel día con la sutil delicadeza de la madre que coloca las ropas de sus niños para ir a la escuela. Las procuro alejar del viento que suele tener capacidad de olvido y puede llevarse con él algunas sensaciones que no quiero dejar escapar por una ventana.
Duermo todas las noches con mi camiseta blanca donde todavía está marcado el carmín de sus labios y que conserva su aroma como cuando acercas la nariz a un café de cafetera recién hecho.
Pierde fuerza cada día,pero cumple su función de analgésico para mi mente y mi impaciencia.
Admiro en mi móvil la foto que nos hicimos juntos y noto en su cara la felicidad que se tiene cuando no se mide la pasión. La claridad de la mirada del que nada quiere esconder y que quiere dejarse desnudo, de cuerpo y alma, frente a ti. La esperanza de que tu camino es su camino.
Y tú la devuelves una sonrisa tonta, aunque ella no te la pueda ver. Afirmas, sus pretensiones con versos a escondidas que nunca la mostrarás por el pudor idiota del que sabe que su nivel de edulcorante sobrepasa el gusto del mediocre.
Hablas con ella, menos de lo que querrías, porque mantienes en memoria que los Amantes de Teruel demostraron que ser imbéciles en el amor no es productivo. A veces, por duro que sea, hay que saber mantener los pies en el suelo y esperar a que el tiempo y la cartera se pongan de acuerdo para volver a propinar el roce.
No quieres pensarla a todas horas, pero lo haces, y sabes que ella lo hace también, eso te hincha el pecho.
Todas esas sensaciones suceden mientras ves que su olor en tu cuerpo se difumina y tu olor corporal derivado de la ausencia de jabón gana la partida al recuerdo,pero te consuelas pensando que has ganado tiempo, a base de recuerdos sensoriales, y que la siguiente oportunidad de verla y besarla está más cerca.
El camino se hace más corto, el sentimiento se incrementa.
11 comentarios:
No hace falta ni que te diga,que me has dejado con la sonrisa tonta al leer este mismo post;es precioso,Carlos...;)
Cuando el olor corporal es por algo quizá irrepetible pues bien.
Supongo se necesita tener ahí ese olor y hasta ese sabor.
Como dices, el camino más corto, el sentimiento pues no sé si se incrementa porque siempre pensé que los sentimientos no se pueden medir.
Bonito post con todo tu sentimiento Carlos, aunque a veces eso de “mis medias mentiras” me despista
Un abrazo.
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Pero que bella vivencia Carlitos, yo la pienso como verdad, espero que así haya sido!!!
Un abrazo fuerte!
Si por esa clase de momentos vale la pena tener el don de poder ponerles palabras^^
Me uno a la sonrisa tonta de los comentaristas y a la del autor, a mí que sean dos de azúcar, los empachos así de dulces nunca sobran:D
Precioso, Carlos ... :D
Besoss
Un abrazo a las cuatro, me alegro que os haya gustado
¿El tiempo y la cartera?
ummmmmmmm...,en fin, que lo entiendo, socio, que la vida es dura. Pero hombre..., un poco de desodorante si ¿verdad?
que te quiero un montón, perfil interesante.
Qué envidia sana y como me alegro por ti. :P
Nena catalanas, petonets a ambas. ;)
Comprensible, sincero, real. Yo también lo he vivido, aunque procuraba guardar una prenda de ella para no dejar de bañarme.
Hola, he pasado por tu blog y me ha gustado, si me lo permites seguiré tus pasos.
Un abrazo de un amigo desde El Salvador.
Bienvenido Chogüi , espero que vuelvas. Un abrazo amigo
que malvado! es tan lindo!!
besoss
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