martes, 29 de enero de 2013

DOS VIDAS


                                          Habilidoso montaje hecho con Paint


Son dos vidas diferentes, o no tanto.

Se conocieron en el instituto (ese lugar donde los apellidos solo sirven para salir a la pizarra puteado por la vergüenza de exponerse ante la plebe). No coincidieron en clase. El deporte, los amigos comunes y la noche les presentaron.

Uno era moreno racial, de buena cuna, con novia e hiperactivo.
El otro era rubio caucásico, de cuna buena, sin novia y menos activo.

Jugaron unos ratos de mañana al fútbol , tras noches en la que ,ocasionalmente, coincidían en bares con copas a 40 duros.

También se encontraban en la cafetería que estaba en la  biblioteca, pocas veces dentro.

No tenían mucho que ver, ni por carrera, ni por objetivos, ni por forma de ser, ni por estado de disponibilidad en aquel entonces.

El último episodio que recuerdo de estancia común en la ciudad donde nos se conocieron  es cuando el uno dejó su céntrica casa al del medio de la foto de arriba (desde ahora será llamado el hombre de la corona)  y le mató una iguana.

El otro no tuvo conciencia de cuando el uno se fue de la ciudad. Sinceramente nunca creyó que tuvieran mucho en común.

Pero el destino es caprichoso, y el hombre de la corona decidió casarse y no tuvo una mala idea para despedirse de su soltería. La misma se desarrollo (a cuerpo de rey) en la casa costera del uno, el otro no pudo ir (y me confiesa que se arrepiente de ello).

El uno y el otro volvieron a coincidir en la boda. El uno tenía el pelo más largo y más canas. El otro tenía menos pelo. El otro descubrió que ese uno (que a veces le había parecido algo pesado cuando eran más jóvenes) era un tipo interesante.

El otro lanza desde entonces indirectas a el uno para ir a visitarle, este se hace el sordo.

El uno y el otro coinciden desde entonces en una red social.

El uno se ha convertido en un Flavio Briatore con gracia, hace padel, surf, golf, entra en las discotecas sin pagar y  disfruta de la vida con sus muchas posibilidades.
El otro se ha convertido en un Lord Byron con gracia, juega mal al padel, hace street basket,escribe y se cuela en las discotecas si puede,  disfruta de su vida sin sus muchas posibilidades comparándolas con el uno.

Uno trabaja en un buen trabajo, el otro busca un buen trabajo. Uno tiene el futuro resuelto, el otro no tiene certezas en su futuro.

Los dos leen a Carlos Sisi.

Después de tanto tiempo, de diferentes vidas, de estar a unos 700 kilómetros uno de otro, en este momento de sus vidas tienen un gran punto en común, abusan de la IRONÍA (que como bien sabéis es el llanto que en vez de llorar ríe).
 La causa es que mientras ven pasar por vicaria a todos sus conocidos ellos todavía creen que tienen cuentas pendientes con el amor, y que se merecen más que lo que tienen. Esperan que sus caminos tengan suerte (y seguramente la tendrán). Uno y el otro no son tan distintos.

4 comentarios:

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...


Se te ve joven Diego, ese gorro te quita 5 años por lo menos.

Un saludo, cohone

Cari dijo...


No, a veces las vidas aún en la distancia no son tan distintas.
Me ha gustado esa definición que haces de la IRONÍA,muy acertada.
Un abrazo Carlos.

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...


Hola Cari,

Esa definición es copiada, mi ingenio no llega a tanto, desgraciadamente

Un abrazo

Cari dijo...

Podría serlo Carlos, a veces decimos frases que nunca nadie dijo, aunque entiendo que casi todo hasta en las palabras está casi todo inventado.
Otro abrazo.