martes, 13 de mayo de 2014

ES MÁS DIFÍCIL EL PRIMER BESO QUE EL ÚLTIMO


La creencia popular reza todo lo contrario. Nos hacen creer que el último beso es el más jodido y no es cierto.
No lo es por una sencilla razón: muchas veces no se sabe que lo es. La ignorancia sobre este hecho nos hace felices pensando que tal dicha se va a repetir y no sufrimos.
Luego si se puede uno deprimir, entristecer, puede añorar esos labios rozados cuando se sabe que no se repetirá.
Es decir, no ha sido difícil besar es difícil navegar en el recuerdo.

Hay mucha gente que vive agobiada por el sentimiento de pérdida. En la mayoría de los casos va unida a la idea de la "posesión" y al final lo único que se generan son patologías diversas. Estas pueden ir desde las depresiones o ansiedades hasta a las relativos a actos de fuerza física y mental para recuperar lo perdido.

Deberíamos asumir pérdidas, disfrutar el momento y ver pasar trenes con tranquilidad y filosofía (además de dignidad). Cuando alguien se va hay que pensar que algo mejor vendrá. Las lágrimas y los chantajes emocionales solo logran el menospreciarse y el poner tiritas en barro a heridas que requieren puntos de sutura.

No entiendo eso de sentirse cómodo en la sensación de desasosiego.

Sin dudarlo es más complicado el primer beso. El mío hacia Martina Klein, Beyoncé o Ana Morgade todavía no ha llegado. ¿Me desespero? ¿me deprimo?. No sería práctico.
Recalco que lo jodido es que se de ese primer beso en muchos casos.

Ahora, con las menospreciadas redes sociales, los primeros besos son mucho más sencillos y se infravaloran. Charlas con gente durante semanas y cuando quedas no te queda la incertidumbre del rechazo. A mi no me alimenta.

Echo de menos con todo mi "ser" esas noches de barra de bar cuando tocaba sutilmente el hombro de una joven (o no tan joven)  muchacha y me presentaba. Luego había ese juego de miradas, esos rechazos automáticos, esas malas contestaciones, esos polvos furtivos, esas copas derramadas en mi cabeza, esa duda...la vital y sana duda.
Ahora podría repertirlo y que se girara Conchita Wurtz. Me haría una foto y la subiría al Facebook. Sería un foto con ropa.

Y es eso lo que más añoro en mi vida emocional-sentimental de ahora, las épocas donde el fracaso era una opción y no era un bloggero vende-humo. Esas noches en las que las mujeres eran diferentes al acostarte y luego al despertarte. Noches de vela que eran vida.
No había móviles con cámara ni postureo en el baño. Eras tú a calzón quitado, a pecho descubierto, el que te enfrentabas al riesgo de ser "corneado". Incluso existía el peligro proveniente del típico novio celoso que no quería que besaras a su novia.

Ahora es todo mecánico, todo está escrito, no me mola. No me gusta jugar la partida con las cartas marcadas, no me gusta saber como acaba el cuento, no me gusta el trapecio con red.

Por eso os digo que cuando os digan los eruditos de supermercado eso de que "lo más difícil no es el primer beso, lo es el último" os acordéis del viejo Carlos y sepáis que os mienten, por lo menos en la mayoría de los casos.

No dejéis de besaros, hacedlo como si fuera la última vez, como si no hubiera mañana, y pensad menos. Lo llaman salud.

2 comentarios:

MEM dijo...

Estupenda entrada y sobre todo con un trasfondo muy interesante.

Abrazos.

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

¡Muy bien dicho! jaja

Abrazos